Alguna vez oí que un gran escritor dijo que el primer borrador siempre es basura, algo digno de ser quemado. Y es desde este pensamiento que me doy cuenta de que es lo más bello y mágico de escribir:
Releer y darte cuenta de que parece escrito por un niño de cinco años (y pide que así sea)
Reescribir y compararlo para darte cuenta de cuanto has avanzado.
Repetir el proceso hasta que la bestia se transforme en un príncipe.
Y eso es exactamente la belleza de escribir, no importa que lo que escribas sea tan horrible que provoque sacarse los ojos a tu hermana, si pones esfuerzo y corazón será como la historia del patito feo.
Sí, perdonen lo cursi y corto de la entrada pero estoy en medio de la carretera con el celular.
Contestaré los comentarios pendientes cuando tenga la oportunidad y gracias por leer.